Hablamos del tiempo meteorológico cuando queremos referirnos a las condiciones meteorológicas en un momento concreto: Decimos que hoy el tiempo es lluvioso, o soleado; que es un día ventoso o apacible…
Hablamos de clima cuando nos referimos a las condiciones que son habituales en un lugar determinado. Decimos que el clima de éste o aquel lugar es frío o es cálido; que es húmedo o es seco…
Sin embargo, el clima también cambia. De hecho, el clima ha sufrido cambios importantes a lo largo de la historia de la Tierra, debido a causas naturales. Por ejemplo, en el último periodo glaciar, que finalizó hace unos 10.000 años, el clima terrestre era más frío que el actual y los glaciares ocuparon amplias extensiones de la superficie terrestre.
Sin embargo, el actual cambio del clima es muy diferente de otros anteriores, esencialmente por dos motivos:
Sus causas: los científicos coinciden en señalar que la causa del actual cambio del clima es la emisión, como resultado de la actividad humana, de los denominados “gases de efecto invernadero”. Estos gases, incrementan la capacidad de la atmósfera terrestre para retener calor, dando lugar al fenómeno del calentamiento global.
El cambio del clima adquiere rasgos específicos en diferentes zonas del planeta. En el territorio español se ha observado:
Los modelos que simulan el clima terrestre han permitido a los científicos explorar las tendencias futuras asociadas al incremento de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera terrestre. Las estimaciones realizadas para España incluyen:
El cambio del clima provoca cambios diversos en los sistemas naturales: si tienen oportunidad, las especies silvestres se desplazan buscando las condiciones climáticas a las que se encuentran adaptadas; también pueden cambiar sus ritmos vitales para tratar de ajustarse a los cambios ocurridos en las estaciones. Como resultado, pueden producirse desajustes y desequilibrios ecológicos.
Las respuestas humanas para hacer frente al cambio climático se han agrupado tradicionalmente en dos grandes categorías: la mitigación y la adaptación.
La mitigación agrupa al conjunto de estrategias orientadas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano, que son el alimento del cambio climático.
La COP21, celebrada en París en 2015, marcó un hito ya que en ella se alcanzó un gran acuerdo, centrado en tres grandes objetivos:
Orientar los flujos financieros para lograr un desarrollo resiliente al clima y de bajas emisiones.