En su tercera parte, el Programa de Acción Nacional se centra en las propuestas de acción para la lucha contra la desertificación. Estas propuestas son:
La determinación de las áreas con riesgo de desertificación se materializa en el Mapa de Riesgo de la desertificación en España, realizado de acuerdo con la intensidad en que se presentan los siguientes factores y procesos de desertificación: aridez, erosión hídrica del suelo, representada por las pérdidas de suelo, incendios, utilizando como indicador el porcentaje de superficie acumulada recorrida por el fuego durante 10 años, y el uso no sostenible de los recursos hídricos, referido a la existencia de problemas de sobreexplotación de acuíferos. Mediante un tratamiento metodológico sencillo de estos factores se obtiene el mapa de riesgo de desertificación.
Mapa de riesgo de desertificación (PAND 2008)
RIESGO DE DESERTIFICACIÓN | SUPERFICIE (ha) | PROPORCIÓN |
---|---|---|
Muy alto | 1.029.517 | 2,03 % |
Alto | 8.007.906 | 15,82 % |
Medio | 9.718.040 | 19,20 % |
Bajo | 18.721.141 | 36,99 % |
Total Zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas | 37.476.605 | 74,05 % |
Zonas húmedas y subhúmedas húmedas | 12.773.820 | 25,24 % |
Láminas de agua y urbano | 356.937 | 0,71 % |
Total Nacional | 50.607.361 | 100,00 % |
RIESGO DE DESERTIFICACIÓN | SUPERFICIE (ha) | PROPORCIÓN |
Las medidas de lucha contra la desertificación (65 KB) identificadas en el PAND constituyen un catálogo completo de las acciones que configuran una estrategia integrada de lucha contra la desertificación. Este conjunto de medidas son en su mayor parte objeto de políticas, programas y planes ya existentes en nuestro país.
La coordinación de políticas es una de las piezas clave del PAND. Como la Convención señala en su preámbulo: "… la desertificación tiene su origen en complejas interacciones de factores físicos, biológicos, políticos, sociales, culturales y económicos". Esta complejidad implica que no se puede luchar contra la desertificación desde un sólo sector o ámbito, deben armonizarse las acciones desde distintos sectores implicando a todos los actores.
Sectores o campos de actividad tales como agricultura, política forestal y política de aguas, presentan su propio entramado jurídico, administrativo, institucional y socioeconómico, definido y consolidado, pero al mismo tiempo en continuo cambio. Entre estos procesos de cambio, es fundamental el hecho de que las consideraciones medioambientales en las diversas políticas sectoriales están siendo introducidas de forma creciente e imparable.
La coordinación se centra, por un lado en el establecimiento de los posibles mecanismos de coordinación y, por otro, en la determinación de los instrumentos para el desarrollo de las medidas de lucha contra la desertificación en el marco de los tres sectores más vinculados al problema: sector agrario, sector forestal y sector de gestión de los recursos hídricos.
El PAND establece y define las siguientes líneas de acción específicas de lucha contra la desertificación. Varias de estas acciones específicas se encuentran en desarrollo, pues constituyen actividades anteriores a la propia CLD:
El principal objetivo de este sistema es constituirse en un instrumento operativo de apoyo a la aplicación del PAND, a través de la determinación de zonas con problemática en las que llevar a cabo las actuaciones preventivas y correctoras que correspondan, de acuerdo a la evaluación de la situación actual y a las previsiones futuras que determine el propio sistema.
Algunos de los elementos que se incluyen en el sistema están ya en desarrollo, como son el Inventario Nacional de Erosión de Suelos, los Mapas de Suelos del Proyecto LUCDEME o la Red de Estaciones Experimentales de Evaluación y Seguimiento de la Erosión y la Desertificación (RESEL)
Dentro de esta línea se han identificado las siguientes acciones:
La ordenación y restauración hidrológico-forestal de cuencas se configura como un instrumento primordial para la gestión integral de recursos y el control de la desertificación, dado que se fundamenta en un análisis integrado de los recursos naturales básicos de la cuenca (clima, suelo, agua y vegetación) y de su estado de degradación, y en la formulación de una o varias propuestas de usos del suelo sostenibles, en particular en cuanto a la conservación de los recursos suelo y agua y el equilibrio natural de ciclo hidrológico. Las propuestas de usos del suelo sostenibles se realizan de acuerdo con la capacidad de las distintas unidades homogéneas de la cuenca para acoger usos y aprovechamientos compatibles con la conservación del suelo y el agua. Así formulada, la ordenación implica o conlleva la prevención de la degradación de tierras y la restauración de aquéllas que en su estado actual no cumplen el umbral de sostenibilidad, es decir la lucha contra la desertificación.
Esta línea de acción consiste en la identificación, formulación y desarrollo de un grupo de proyectos a escala real, que demuestren la viabilidad técnica, ambiental y económica de diferentes propuestas de gestión, uso y/o restauración del territorio que permitan la prevención, mitigación o restauración frente a la desertificación.