En general, cualquier combustible que contenga carbono (gas, petróleo, carbón, madera…) y que sea quemado sin suficiente oxígeno como para formar CO2 es una fuente potencial de CO.
Las principales fuentes de emisión de CO son los procesos de combustión en sectores no industriales, seguidos por las actividades del sector agropecuario y por los procesos industriales sin combustión.
El transporte por carretera (tráfico) ha contribuido aunque sus potenciales consecuencias probablemente se han visto minoradas por la utilización de conversores catalíticos. De hecho, éste ha sido el sector en el que más se han reducido las emisiones desde el año 2001 (el resto se mantiene en niveles más menos constante, con ligeras variaciones interanuales).
Valor legislado | Valor límite | Período |
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Valor límite para la protección de la salud humana (fecha de cumplimiento: 1 de enero de 2005) |
10 mg/m3 |
Máximo diario octohorario anual |
El monóxido de carbono (CO) es un gas sin color ni olor emitido como consecuencia de la combustión incompleta de carburantes fósiles y de biocombustibles.
El CO penetra en el organismo a través de los pulmones, y puede provocar una disminución de la capacidad de transporte de oxígeno de la sangre, con el consecuente detrimento de oxigenación de órganos y tejidos, así como disfunciones cardiacas, daños en el sistema nervioso, dolor de cabeza, mareos y fatiga; estos efectos pueden producirse tanto sobre el ser humano como sobre la fauna silvestre.
También posee consecuencias sobre el clima, ya que contribuye a la formación de gases de efecto invernadero: su vida media en la atmósfera es de unos tres meses, lo que permite su lenta oxidación para formar CO2, proceso durante el cual también se genera O3.